La comunidad catalana en Argentina, la segunda mayor del mundo, vive con «mucha intensidad» el proceso de independencia de Cataluña, pero muy pocos pudieron votar para el referéndum del próximo domingo por las trabas derivadas de su impugnación por la Justicia, y aún está por verse si España no bloqueará sus votos.
De los 32.000 catalanes presentes en el país, apenas «alrededor de 500» pudieron votar por correo para la consulta, según indicó el vicepresidente de la Federación Internacional de Entidades Catalanas (FIEC), Josep Puig Bóo.
Esta participación tan baja se explica por las dificultades a las que se enfrentaron los votantes en el extranjero que intentaron sortear la maquinaria desplegada por el gobierno del presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, para cumplir con la suspensión del referéndum dictada por el Tribunal Constitucional.
Al ser considerado «ilegal» por el Estado central, las autoridades catalanas se vieron privadas de un censo oficial y tuvieron que instar a los residentes en el exterior a inscribirse antes del 6 de septiembre en un registro voluntario del gobierno regional, requisito fundamental para poder emitir el voto.
La comunidad catalana en Argentina, la segunda mayor del mundo, vive con «mucha intensidad» el proceso de independencia de Cataluña, pero muy pocos pudieron votar para el referéndum del próximo domingo por las trabas derivadas de su impugnación por la Justicia, y aún está por verse si España no bloqueará sus votos.
De los 32.000 catalanes presentes en el país, apenas «alrededor de 500» pudieron votar por correo para la consulta, según indicó el vicepresidente de la Federación Internacional de Entidades Catalanas (FIEC), Josep Puig Bóo.
Esta participación tan baja se explica por las dificultades a las que se enfrentaron los votantes en el extranjero que intentaron sortear la maquinaria desplegada por el gobierno del presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, para cumplir con la suspensión del referéndum dictada por el Tribunal Constitucional.
Al ser considerado «ilegal» por el Estado central, las autoridades catalanas se vieron privadas de un censo oficial y tuvieron que instar a los residentes en el exterior a inscribirse antes del 6 de septiembre en un registro voluntario del gobierno regional, requisito fundamental para poder emitir el voto.
Si bien en la Argentina (cuya comunidad catalana es la segunda del mundo tras la de Francia) las entidades catalanas hicieron campañas de comunicación a favor de la inscripción y votación, las «trabas» administrativas y la falta de lazos fuertes con la catalanidad de ciertos descendientes limitaron el número de registrados.
«No es un trámite sencillo por todas las necesidades burocráticas y legales para mantener la seguridad del registro», declaró Puig Bóo en entrevista con Télam, y destacó además que «no hay cultura clara en esta zona de América para registrarse»