¿Reglas?

En Espanya se conocieron los resultados de los exámenes de la prueba de acceso a la universidad; resultó preocupante, para los evaluadores, el mal desempeño general de los alumnos relacionado con las reglas de ortografía.

Como siempre, en estos casos, la solución del problema consiste en reforzar el estímulo: “daremos más horas de clase sobre el tema”; pero a nadie se le ocurre pensar o preguntarse qué hay detrás de dicha dificultad o qué nos quieren decir los jóvenes expresándolo de esta manera.

Me animaría a afirmar que lo que se está desmoronando es el modelo vacuo de autoridad que expresa el viejo mundo en su actual situación y los jóvenes en la inexistencia de reglas… una de ellas las ortográficas.

Seria errado pensar que Europa vive sólo una gran crisis económica, hoy ya excede el planteo monetario, es una crisis que engloba a toda la sociedad; es la explosión de una burbuja en la que estaban viviendo, bajo reglas que los mismos “impolutos capitalistas” crearon sobre mentiras.

Hay un proverbio inglés que expresa: “los problemas no resueltos, crecen en el jardín del vecino”, es decir, los problemas que como adultos no hemos resuelto en nuestra vida, los veremos desplegarse en la vida de nuestros hijos.

Qué podemos esperar de una sociedad europea que hace alarde de su capacidad y seriedad para mostrarse, como modelo de alternativa mundial, frente a otros modelos decadentes si al ahondar en ella, nos percatamos de que sus cimientos son los de las aseguradoras de riesgo que mienten con sus informes para obtener ganancias.

Entonces, por qué exigir reglas a los jóvenes cuando los adultos, que ostentan el poder, son los primeros en borrar con el codo la ley por conveniencia.

Providencia Divina ¿de qué hablamos?

Los siglos XIX – XX fueron fructíferos en intelectuales que intentaron conseguir que el hombre pueda pararse con sus propios pies y que no esté sostenido desde la ingenuidad humana barnizada de teología.

Lamentablemente, según mi opinión, estos intelectuales tuvieron que poner el énfasis en un ateísmo militante para sopesar una sociedad occidental infantilmente cristiana que no quería madurar.

Por otro lado, estos pensadores no siempre se dieron cuenta de que las cosas que cuestionaban se referían a conceptos que tocaban las fibras más profundas de sus coetáneos.

Una de ellas es el concepto de Divina Providencia, que sin entrar a explicar ningún tratado, es entendida en lo popular como un plan Divino en el cual se van articulando acciones para que los sucesos se vayan dando, es decir, no hay nada que escape al plan de Dios.

Comencemos a pensarlo en distintos momentos y desde distintas ópticas con un simple ejemplo:

El Señor Jon tiene que solucionar un trabajo y, de repente, aparecen diversos contactos inesperados que se lo solucionan, si es religioso nos dirá “yo creo en la Divina Providencia, mirá cómo se solucionó”.

Podemos decir entonces que:

a.En la mente del Señor Jon, Dios está visto como un gran titiritero que mueve los hilos de la vida y los va acomodando para que todo salga bien.
b.Dicha frase: “Divina Providencia” siempre la oí decir cuando las situaciones eran favorables o salían bien. Ya que si salían mal, el responsable era otro… el destino, la negligencia humana o “el enemigo”
c.Como podemos deducir del pensamiento del Señor Jon “hay un plan divino” si las cosas salen bien y no hay si salen mal. Porque aquí entra en juego el sentimiento de ambivalencia. Nos cuesta aceptar que a alguien que queremos, a veces no lo queremos, esa ambivalencia, que es un logro de la tierna infancia, no siempre se logra óptimamente.
d.Otro aspecto a tener en cuenta es la utilización del concepto con un tinte claramente fatalista, como si todo estuviera determinado determinado de antemano; con la gravedad de que con ello se le quita la libertad al ser humano.

¿Qué beneficio secundario tendrá, para el Señor Jon, afirmar la existencia de un plan divino? Desde el punto de vista psicológico me animo a certificar: la necesidad de sentirse protegido, de poder justificar seudo racionalmente las situaciones no manejables de la vida; podemos decir entonces que, en el fondo, buscamos sentirnos protegidos, que un ser superior nos cuide como un gran papá ante las contrariedades de la vida.

Hoy en día lo pensaría, decodificándolo en terminología propia de nuestra época, como Deseo Divino; sin atribuirme el poder de decir lo que desea Dios, me animo a afirmar que su deseo es que todos los hombres sean salvos, y en esto se relaciona con la antigua concepción de Providencia, con la salvedad que este deseo no abarcaría nuestra libertad y responsabilidad.

Los beneficios exigidos por el medio pelo.

En estos días de mundial de football, todos los actores sociales se potencian y sus representantes salen a expresar sus máximas al viento. La Sra Legrand, en uno de sus almuerzos, expresó: “nos merecemos ganar el mundial, después de todo… ”.

El medio pelo posee ínfulas de aristocracia palaciega europea en decadencia y por ello se expresa con tanta vehemencia y contundencia “nos merecemos”. ¿Qué es lo que nos merecemos? Una alegría, un triunfo para que vean lo bueno que somos, para ser nombrados por nuestros logros en el mundo. Me parece acertado No olvidar que otra de sus máximas era, al darse a conocer un caso de corrupción antes del 2002, “cómo nos verán en el exterior, qué dirán de nosotros”.

Si unimos las dos expresiones podremos entender un poco mejor el significado: nos merecemos que nos envidien, que nos miren porque hemos logrado ser campeones, ser los mejores del mundo.

En ello se juega, como modo de circular en el mundo, la necesidad de ser mirados, de ser tenidos en cuenta, de no pasar desapercibidos; por otro lado, se juega el creerse con prebendas y por ello “nos lo merecemos”, porque somos nosotros los que marcamos tendencia.

Hay que rescatar que ese merecimiento es un premio sin esfuerzo, es un premio en poco tiempo y, con esos dos ingredientes, sólo puede durar poco y ser irrelevante para la calidad de vida de la nación; es solamente circular una semana en los medios.

Y el después de todo, ¿qué significa? Me animaría a decir que la frase es: después de todo lo que vivimos en el2003, donde nos vieron pobres, corruptos, desorientados; por ello es necesario que nos vuelvan a ver como lo que somos, campeones.

El medio pelo argentino ¿sigue existiendo?

El concepto que fuera formulado por Arturo Jauretche sigue siendo clave para entendernos como sociedad, claro está, que hay que descubrir hoy sus manifestaciones externas para poder corroborarlo con nitidez, ya que, la sociedad argentina cambió en sus exteriorizaciones y con ello, las expresiones del medio pelo.

En este artículo me interesa analizar cómo se articula la corrupción y la sociedad, temas no fáciles de deshilvanar en un breve texto.

Durante esta semana, los diarios estuvieron plagados de noticias de casos de corrupción, los cuales no sólo afectan al gobierno de turno y a algunos ex-funcionarios, sino además, a gobiernos anteriores del mismo partido.

Al darse a conocer masivamente producen el eterno comentario de “son todos iguales”, “los políticos son así”, frases que en sí mismas contienen un gran pesimismo y que están marcadas por un inquebrantable destino griego… “no se puede hacer nada”. Pero no hay reunión familiar en que no surja el tema de la corrupción – que sólo será interrumpido para contar un chisme de una vecina o prima-.

Esto me llevó a la conclusión de que realmente al medio pelo no le interesa que la situación cambie, sólo necesita que salga a la luz algún chanchullo, algo que tenga olor a podrido; es por ello que no le importa que se solucione sino que haya algo pútrido para comentar.

¿Pero qué es lo que realmente quiere comentar? Lo que quiere comentar es que él no es así; siendo éste el beneficio que obtiene con que nada cambie, para poder decir: “yo soy mejor, no soy corrupto, pago mis impuestos –que el gobierno despilfarra en los planes sociales-, tiro la basura donde corresponde, nunca robé”. Todo ello puede ser verdad pero el sentimiento que está en juego es el del que ve pasar la vida detrás del vidrio, siempre calentito, nunca sucio –por lo complicado de la realidad- pero con un gran aburrimiento propio del que no sabe qué hacer con su vida.

Ésta sería una de las claves del actual medio pelo, alguien que se jacta de su pureza con el fin de sopesar el vacío de una existencia sin proyectos.

Negar o hacerse el opa.

El mecanismo de defensa más arcaico descripto por el psiconálisis es la negación, es decir simplemente NO. Es el niño que juega solo a la pelota en el living de su casa y rompe un jarrón, la madre le pregunta ¿vos rompiste el jarrón? NO, yo no fui. Suena gracioso escucharlo en un niño que por su edad se le pueden perdonar dichas cosas, aunque corresponde mostrarle su error para que vaya adquiriendo el ser responsable.

Pero qué pasa cuando ya no es un niño, cuando la negación no encubre una travesura. Se podría pensar en una persona adulta cuya estructura psíquica nos demuestra que le gusta jugar con la verdad o la mentira, falsear el criterio de realidad suponiendo que no será nunca descubierto.

En estos días las noticias son contundentes al divulgar varios casos de corrupción: la empresa Skanska confirmó que pagó coimas, el embajador en Venezuela testificó sobre el pago de prebendas para participar en la venta de maquinarias agrícolas, también podemos nombrar la construcción de casas en el Chaco, la negociación del canje de la deuda y la relación existente entre el ministro de economía y una de las consultoras, el ex-ministro Jaime teniendo que vaciar sus casa por miedo a los embargos, el cuestionado De Vido y su sinfín de acusaciones, junto al aumento de la pobreza de muchos argentinos debido al incremento de la inflación.

Pero la negación de todas estas realidades y el seguir gobernando como si no pasara absolutamente nada ¿podrían ser englobados en un simple uso de la negación como mecanismo de defensa?

Me animaría a afirmar que no, que la complejidad de los hechos nos muestra que las personas del gobierno que usan la negación no lo hacen con fines de defensa según el criterio psíquico. Ellos saben que la realidad es otra y no dudan en negarla frente a la opinión pública porque se saben impunes, se saben que nada ni nadie (por ahora) los podrá enjuiciar. Seguirán negando mientras el pueblo siga negando su responsabilidad de asumirse como actor activo en el cambio de la nación, porque lo que sí es seguro es que el mecanismo de negación es usado por un pueblo que constantemente es saqueado y no hace otra cosa que decir No, ellos son buenos, hay otros que son peores.

De que discutimos, cuando discutimos.

Es cuestión de escuchar con calma a dos personas que mantienen una discusión acalorada para darnos cuenta de que lo importante en una discusión es poder responderle siempre al contrincante sin cansarse, no perder la oportunidad para refutarle en todo momento aunque se pierda el tema de discusión.

Es decir, responderle al opositor siempre aunque se extraigan ideas inconexas. En general, resulta ganador de la contienda el que no afloja con las respuestas y no lo agota la tensión durante discusión. Concluimos, entonces, que la mayoría de las discusiones se ganan por otras razones diferentes a la defensa con fundamento del tema en cuestión.

Nos podemos percatar también de que, cuando a una persona se la cataloga de discutidora, nadie le monta una discusión, se lo descarta como persona imposible de convencer y al surgir una controversia, el contrincante abandona rápidamente porque sabe que será interminable e improductiva.

Los ancianos, con esa sabiduría característica de la edad, les dicen a estas personas: “tenés que ser abogado o político”, esta concepción está internalizada en el acervo popular, y son los ancianos quienes nos recuerdan lo que como sociedad pensamos. Entonces podemos inferir que como tal valoramos la discusión interminable y sin contenido en cierta profesión como “la abogacía” o en cierto trabajo como “el de los políticos”. El gran problema es que de estos últimos depende el gobierno de nuestro país en todos sus estamentos y nosotros sólo valoramos su manera de discutir y no los contenidos.

No es de extrañar que las trasmisiones de las sesiones del congresos sean las menos vistas en la grilla televisiva, pero lo grave es que no terminemos de darnos cuenta como sociedad, de que el modo de discutir las cosas no es azaroso; como podemos observar, en el congreso, nunca gana una votación de ley el que es coherente con lo que dice y busca el bien del país, sino, el que tiene la mayoría de los votos que logró sumar con prebendas y “amiguitos”.

Entonces, de qué discutimos, cuando discutimos; de poder y sólo de eso, de poder doblegar a mi contrincante sea quien sea. Lo grave se establece cuando dicha forma de discusión nos compromete como nación porque así se pierde la oportunidad de buscar el bien común y lo mejor para todos.

El Vaticano, pervierte su fin.

En estos días los medios de comunicación se poblaron de noticias que ponen de manifiesto la gran crisis que vive hoy en día el gobierno central de la Iglesia Católica.

El vaticano quedó al descubierto como una organización cerrada, que sólo está preocupada por autoprotegerse de los casos de pederastia, jugándole en contra la sensibilidad de la sociedad actual sobre este tema y la avidez de los medios de comunicación de hacer dinero verde de lo “amarillo”.

De esta situación podemos inferir ciertos rasgos psicológicos de las personas que están en el gobierno de la institución, como por ejemplo, el excesivo control de lo doctrinal. De ello podemos percibir que se busca a toda costa “controlar las ideas” porque así se controla la realidad. Con esto queda en evidencia la necesidad de manejos obsesivos que tienen las instituciones, ya que, les brindan seguridad. Seamos más claros, al analizar un neurótico obsesivo se corrobora la fuga hacia lo ideativo, porque él supone que teniéndola en la cabeza o pensada la realidad es posible de manipular y no vamos a ser agredidos por ello. Porque en el fondo el obsesivo lo que busca es no ser agredido el mismo con sus obsesiones que deposita en el exterior, es decir, proyectándolas en el afuera para no hacerse cargo de su violencia interior.

Otra característica la podemos inferir de la frase o intención de quedarse “con un pequeño rebaño”, siendo ésta uno de los ejes de gobierno del actual Pontífice, es que ellos con su santidad salvarán al mundo pecador y relativista. Lo que su obsesión miedosa no les deja ver es como están desvirtuando el fin para el cual fue fundada la Iglesia, logrando por ello convertirse en perversos. De allí se desprende que cualquier fin puede justificar defender la institución, hasta el fin de matar la verdad o la justicia en pos de la autodefensa de esa institución obsesiva.

Qué lejos quedan las palabras de Jesús que les proponía ser fermento en la masa, anonadarse para que nazca algo nuevo, desaparecer para que esa masa fermente y así surja una sociedad nueva donde la defensa de los valores del reino y de sus pequeños sea de central importancia.

Autoridad, vacía de contenido.

Cuando el Vaticano plantea la falta de autoridad en la sociedad que nos lleva al relativismo o el problema de la desunión de las familias que lleva a los hijos a no creer en la institución familiar, se lo hace desde un modelo de autoridad o de sabiduría de cómo se debe armar la sociedad.

Desde el pontificado de Juan Pablo II y su continuidad con Benedicto XVI, el discurso oficial del Vaticano es el de posicionarse como lugar de la moral que salvará a la sociedad occidental.

Pero no se da cuenta de que su propio estilo de gobierno es el que no lo hace creíble. El cambio epocal es claro, pero lo que se cuestiona no es otra cosa que cómo se es Autoridad o cómo se ejerce el poder. El Vaticano, como toda institución, habita en un profundo desprestigio porque, hace años, lo único que hace es nutrirse endogámicamente de personas cuya principal tarea es protegerse entre sí sin interesarle la Verdad ni Servir a su grey, ya que su único fin es la autodefensa.
Los valores evangélicos quedaron ocultos ante la necesidad de defensa colectiva de la Institución o del Papado sobre los casos de pederastia. Lo que es evidente es que claramente lo sabían y no obstante lo ocultaron.

Ratzinger es una de las personas que durante mucho tiempo viene ejerciendo el poder dentro de la Institución, de lo cual se infiere que debió estar informado de estas situaciones ya que:
• En Regensburgo se desempeño durante ocho años como catedrático, donde su hermano tenía conocimiento de lo que sucedía en el coro de la catedral.
• Hoy en día salieron a la luz los abusos de un sacerdote que estuvo encardinado en Munich siendo Ratzinger arzobispo.
• Como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe debió investigar los casos de abusos. Por sus manos tuvo que pasar el expediente del P. Maciel, que tanto tiempo estuvo frenado, con acusaciones de su mismo secretario. La mayor evidencia es la publicación de una carta del 18 de mayo de 2001 donde se vuelven a ligar los abusos al secreto papal, siendo penado gravemente quien los promulgue.
• Lleva varios años de pontífice y no hay medidas disciplinarias sobre dicho flagelo.

Queda claro entonces que el Vaticano sólo está preocupado por ocultar el sol con la manos, a lo que podríamos agregarle “eppur si muove”; que aunque salgan colegiadamente a negar algo, sabemos que es verdad, sabemos como Pueblo de Dios que nos mienten y que sólo están interesados en defenderse.

Pero es bueno recordarles que hace tiempo dejaron de ser pastores para convertirse en meros funcionarios que realizan prácticas vacías de contenido, que repiten ritos obsesivamente para controlar la vida y que la vida, al ser del espíritu, se les escapa.

Estamos en tiempo de descreimiento generalizado, producto de los ocultamientos, donde nos tendremos que plantear nuevos modelos de autoridad, de modos de ejercer el gobierno, donde nadie se arrogue ser dueño de la verdad absoluta y que por ello sea crea que está sobre la ley. Necesitamos que la ley nos regule a todos, que ninguno de nosotros quede exento de que se le pregunte “¿por qué ocultaste esto?”.

Rezo para que dejen de adorar falsos ídolos y para que el Dios de Jesús sea la luz que nos ilumine en la concreción de la verdad evangélica.

Grecia vs Goldman Sachs

Los europeos siguen temiendo por el futuro del euro, ya que no se sabe lo que puede deparar la crisis de Grecia ni si hay otros países de la comunidad a los que le pueda suceder lo mismo que a la cuna del pensamiento filosófico occidental.

La Comunidad Económica Europea vuelve a sacar del cajón la misma fórmula económica para afrontar esta crisis: “el ajuste”. Frente a esto, me nace decirles a los genios de la economía que “iguales recetas, iguales resultados”, por lo tanto, no podemos esperar otros resultados que un gran estallido económico-social en Grecia, más pobreza para la población trabajadora y además, una ganancia increíble para los bancos. Para muestra basta un botón: Argentina.

Pero ¿cómo nace esta situación económica en Grecia? La génesis es la mentira de Goldman Sachs, o sea, el dinero y el dibujo de los balances que le permitió a Grecia poder entrar a la comunidad. Pero estas realidades virtuales – pintadas tarde o temprano se desvanecen y aparece la realidad que se negaba.

Hoy en día, Goldman Sanchs conciente de la realidad que fabricó es, ahora, uno de los acreedores que mas ganancia está haciendo con la caída del país.

Y ¿qué hace EEUU? Frente a corporaciones que nos llevaron al derrumbe del 2009, y a una situación que empeora constantemente, promete llegar a las últimas consecuencias en las investigaciones. El tiempo nos lo demostrará.

Pero ¿por qué estas corporaciones son tan intocables? Me animo a afirmar que lo son por dos razones la primera se refiere a que es la cantera de varios economistas en jefe de los departamentos del gobierno de los EEUU, y la segunda razón que nunca abordamos es que la gente que trabaja en dichas empresas es tomada como un modelos a seguir. Para ser mas claros, el resto de los ciudadanos compramos el modelo de hombre exitoso de negocios, hombre o mujer de multinacionales que no está contaminado con la corrupción del Estado que es inoperante, lento e inepto.

La realidad nos demuestra que nuestros Estados son serviles a las grandes corporaciones y que ellas no tienen banderas nacionales sino banderas de ganancia. No les importa repetir las mismas recetas evidenciando su incapacidad intelectual o su habilidad de generar dinero sin pensar más que en ellos mismos.

El trabajo serio que nos toca a nosotros, a los hombres de a pie, es desenmascarar estas situaciones porque de lo contrario la gente seguirá comprando modelos de éxito profesionales que son los verdaderos espejitos de colores que nos empobrecen.

Comparamos.

Este mundo globalizado nos permite comparar distintos modos de ejercer el mando de un gobierno o de darnos cuenta de que estamos tan globalizados que las estructuras o esquemas son los mismos.

Es frecuente hoy en día escuchar a los ministros de gobierno de Cristina Fernández de Kirschner defender de un modo muy infantil ciertas deudas del actual gobierno; no pretendo criticar al gobierno de los K sino poner de relieve su forma de gestionar el poder. A los ministros se los percibe obligados a salir a la palestra en defensa de lo que sea en su gestión cuando algún medio de comunicación hace alguna crítica al gobierno, llegando al absurdo de decir: que no hay inflación sino acomodación de precios, que no hay pobreza, que hay trabajo, que los planes sociales son trabajo digno. Hoy podemos afirmar que en los papers que manejan los distintos ministerios se reconocen dichos problemas en privado sabiendo que hay que negarlos en público.

Por otro lado, observamos el mismo estilo en el gobierno de Benedicto XVI. En estos días, salió a la luz que siendo prefecto de la doctrina de fe le habían llegado muchas denuncias tanto de laicos como de sacerdotes sobre numerosos abusos. El caso más evidente, donde no se puede afirmar que no conocía la realidad, es el del P. Maciel fundador de los Legionarios de Cristo (hoy se sabe que tuvo dos familias con hijos paralelas a su ministerio, además de haber abusado de muchos seminaristas de su propia institución) ya que fue el propio secretario – y a la vez, sacerdote – del P. Maciel quien hizo la denuncia a la congregación. En los diarios de todo el mundo son publicadas estas noticias y tanto los obispos de Francia como los de Brasil afirman que existe una campaña orquestada en desacreditar al Papa.

Concluyamos, frente a la realidad incontrastable (de pobreza, de inflación, de corrupción y de abuso de menores) se elige la negación y se recurre a la victimización “no me dejan gobernar” “una campaña para desacreditar”, buscando personas de poca sesera como defensores de lo indefendible.

Estamos en un momento bisagra de las instituciones que ostentan el poder, ya que sólo se retroalimentan de ellas mismas y han dejado de servir a los ciudadanos o a su grey, quedándose sin base que las sostengan, sólo les queda el dinero que poseen para mantenerse y seguir ejerciendo ese poder que en consecuencia, pronto se les acabará.